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Existen diversos hábitos que favorecen de forma directa la aparición de enfermedades bucales. Una salud general debilitada, una mala higiene bucodental, la mala alimentación o el tabaquismo son los factores de riesgo más conocidos que están claramente relacionados con las enfermedades bucodentales, pero también tiene una incidencia importante el consumo excesivo de alcohol.
El alcoholismo
Según datos de la última encuesta epidemiológica del Ministerio de Sanidad, la cifra de españoles que hace un consumo de alcohol excesivo y problemático para su salud se mantiene inalterable, estimándose que más de 1 millón y medio de ciudadanos de este país mantiene una ingesta cotidiana de bebidas alcohólicas considerada de riesgo.
Si bien el alcohol está aceptado socialmente, no debe olvidarse que se trata de la droga más consumida en nuestro entorno y que causa una enorme cantidad de problemas sanitarios y sociales.
El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por una incapacidad para controlar la ingesta de bebidas alcohólicas, con repercusiones importantes sobre la salud física y psicológica.
La ingesta de alcohol afecta a la cavidad bucal, a la mucosa oral y a los dientes. Consumido de forma habitual, repercute en la salud bucodental y en la estética oral.
Efectos del alcohol
El alcohol etílico o etanol es el componente activo esencial de las bebidas alcohólicas. Además de su efecto demostrado en el organismo, también afecta a la cavidad bucal. Por un lado estaría su efecto estético: produce tinción de los dientes y genera mal aliento. Por otro, y no menos importante, estaría la aparición de diversas patologías bucales, que van desde afecciones en la mucosa bucal a caries, erosiones en los dientes, inflamaciones gingivales e incluso cáncer, sin contar que aumenta la posibilidad de la perdida de piezas dentales y que imposibilita la posibilidad de la colocación de implantes dentales.
Y es que está demostrado que el alcohol, en contacto con la mucosa oral, es capaz de producir alteraciones en su morfología en forma de atrofia epitelial. El metabolismo del etanol produce acetaldehído, una sustancia química tóxica y carcinógena que daña tanto el ADN de las células como las proteínas. Ello supone un incremento de la susceptibilidad de dicho tejido frente a otros carcinógenos químicos, lo que de hecho abre la puerta a que otros hábitos cancerígenos, como el tabaquismo, afecten en mayor medida.
Llegados hasta aquí podemos dejarlo para completar en el siguiente blog de Clincia Dental Medica y que nuestra charla sobre el consumo de alcohol se extienda un poco más.
Los esperamos en el siguiente blog.